Bienvenidos a nuestra "Actividad de Aprendizaje 9 - II Bimestre 5to. Grado"
Antes de comenzar nuestra sesión te recomendamos lavarnos las manos constantemente, usar mascarillas, si sales mantener la distancia mínima de un metro y sobre todo quédate en casa para así evitar contagios y juntos vencer al coronavirus.
¿QUÉ APRENDERÉ HOY?
¿QUE NECESITAREMOS?
LLAMADOS AL SEGUIMIENTO DE JESÚS (APARECIDA 129 -135)
Dios Padre llama a participar de su vida y de su gloria, es en Israel que él revela su proyecto de vida y con él vivió una experiencia de comunicación haciéndole partícipe de su verdad, su vida y santidad.
- Para los israelitas Dios es un Dios vivo, que le libera de sus opresores, que perdona, que está siempre con él.
- En los últimos tiempos nos ha hablado por medio de su Hijo Jesucristo, que nos invita a encontrarnos con él que es la fuente de vida y que tiene palabras de vida eterna.
- En la convivencia con Jesús, los discípulos descubren que no fueron convocados para algo, sino para vincularse íntimamente a su persona, los eligió para que estuvieran con él y enviarlos a predicar. Ser de Jesús y participar de su misión es hacerse uno con él, asumiendo su mismo estilo de vida, sus motivaciones.
- La parábola de la vid y los sarmientos nos revela el tipo de vinculación que Jesús ofrece a los suyos, no los quiere como siervos sino como “amigos”, “hermanos”, que participan de la vida del Padre y como consecuencia de esta vinculación se da la condición de hermanos dentro de una comunidad.
- Jesús al hacernos sus hermanos e invitarnos a una vida de intimidad con él, nos dio la capacidad de ser hijos de Dios.
- Como discípulos estamos llamados a intensificar nuestra respuesta de fe y anunciar que Cristo es nuestro Salvador, que nos salvó, ofreciendo su vida al Padre.
- La respuesta a su llamada exige estar en la dinámica del buen samaritano, que nos invita a ser prójimo especialmente del que sufre, del marginado, del pobre y del pecador.
- El apasionamiento por la persona de Jesús nos invita a una respuesta libre y consciente, es una adhesión de toda la persona a Jesús; es sentirse llamada por el nombre, es un compromiso a vivir radicalmente como Jesús que es camino, verdad y vida. Es en este amor a Jesús que el discípulo crece hasta estar dispuesto a dar la vida por el Maestro.
- El Espíritu que el Padre nos regala, nos enseña a identificarnos con Jesús, dejando de lado nuestras mentiras e incoherencias, nuestras ambiciones y permitiéndonos una vida de entrega radical.
- Para configurarnos con Cristo es necesario vivir la centralidad del mandamiento del amor: “Amarse los unos a los otros como él nos ha amado”. Porque es en la experiencia y en el testimonio del amor que nos reconocerán como discípulos de Jesús.
- Identificarse con Jesús es correr el mismo riesgo que conlleva incluso la muerte de cruz. Lo que alienta y anima al discípulo es el testimonio de tantos mártires y misioneros que entregaron su vida.